EN MEMORIA DE LOS MAESTROS

"Proteged e iluminad a los Espíritus
que consagraron su Vida
al misterio del Arte y el Ser Humano"

jueves, 23 de octubre de 2008

miércoles, 1 de octubre de 2008

Carta de Ludwig Van Beethoven











Empezamos este blog con una carta que encontré en un libro antiguo de Historia de la Música y que transribí a mano, por lo que estos escritos no los encuentran en internet. El siguiente escrito pertenece al compositor alemán Ludwig Van Beethoven:

"Hay mucho que hacer en este mundo ¡ Apresúrate! Efectúa todo lo necesario para conseguir tu anhelo más ardiente y de este modo lograr el triunfo al fin.Si deseas comprender los milagros, tú mismo deberás comenzar por hacerlos. Sólo procediendo así podrá cumplirse tu propio destino. Para granjearse la sumisión y obediencia de otros, no hay nada como inculcar la fe en la superioridad de nuestra propia inteligencia. El destino concedió a los seres humanos una facultad: la del valor para soportarlo todo hasta el fin. No trates de ocultar tu sordera ¡Que la conozca el mismo Arte! Vive desde ahora para el Arte solamente. Por más limitaciones que la debilidad de tus sentidos ponga a tu horizonte hoy, sólo el Arte, a la corta o a la larga, te proporcionará la razón de tu existencia.¡Sacrifiquemos la vida al Arte, y sea el Arte un santuario para nosotros! Inmola siempre a tu Arte todas las pequeñeces de la vida social. Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperar la gloria ni la recompensa. Labora y desempeña tu deber sin que te inquieten las derivaciones de un resultado favorable o adverso. No busques otro refugio que el de la sabiduría, porque al atenerse a los resultados produce desgracias y acarrea pesadumbres. El odio recae sobre la persona que lo provoca. Una palabra amable a nadie perjudica. Entre los dientes del tigre oí la plegaria de la víctima: “Gracias te doy, Altísimo, porque muero entre dolores, mas no en pecado”. Ahórrate el dolor de ofender al amigo. Y especialmente al amigo incomparable. No confíes tu secreto ni siquiera al amigo más probado. Cómo podrías pedirle fidelidad y una discreción que a ti mismo te faltan? La ley moral en nosotros y el cielo estrellado por encima de nosotros” La perseverancia, incluso ante las circunstancias más duras y adversas, es un rasgo esencial por el cual se caracterizan los hombres dignos para obtener tal dictado. Sertorio desdeñaba el insulto, porque lo único que valía para él era el tiempo. No hay nada tan precioso como el tiempo, efectivamente, cuando se anhela realizar cosas importantes. Los lacedemonios tan indiferentes a la Vida como a la Muerte, sólo se preocupaban por una cosa, a saber: vivir y morir con dignidad. La Paz y la Libertad son los mayores bienes que existen.”


Beethoven es uno de los seres humanos que ha llevado la inteligencia humana a los niveles más altos. Su forma de expresión fue la Música.
Beethoven no fue un niño prodigio en comparación con M0zart que sí lo era. Aunque Beethoven traía la Música en sus genes -pues su abuelo era violinista con talento y cantante de registro bajo- tuvo que aprender a tocar violín a temprana edad ya que a su padre, que era alcohólico, se le metió en la cabeza que su hijo debía ser el nuevo Mozart, responsabilidad que fue forjada a golpizas, encierros y arduas lecciones de música. Incluso, le daba comida al pequeño Ludwig sólo si lograba aprender las lecciones de violín. El padre tenía un lema: “La letra, con sangre entra”.
Y así entró la Música, esa invisible musa, a la vida de Beethoven. Llegó al piano y en la temprana adolescencia logró lo que con peso, recordaba de su familia: Debido al arduo trabajo musical de años y años, se ganó un renombre y pudo conocer así al fantasma de su padre, Wolfgang Amadeus Mozart. Se cuenta que ante un triste y decaído Mozart, de prematura vejez a los 31 años, Beethoven tocó una de sus creaciones en el piano y Mozart se sintió aburrido. Ante esto, Beethoven le pidió a Mozart que escogiera un tema para improvisar libremente y ante la interpretación del dificilísimo tema escogido, Mozart dijo: “Tengan cuidado con ese muchacho, dará que hablar”. Luego de este episodio, simbólico como nostálgico, vuelve a su ciudad natal , Bonn, y encuentra a su madre –a la que consideraba su amiga-enferma y cubierta con harapos, a sus hermanos y hermanas en deplorables condiciones y a su padre borracho pidiéndole dinero para no perder su casa. Ante la responsabilidad de mantener a duras penas a su familia, un día de Julio muere su madre y poco tiempo más tarde su pequeña hermanita. La muerte se mete en la cabeza de Beethoven y desde ahí en adelante debía alcanzar la alegría a fuerza de grandeza, luchando por no dejarse vencer por la pobreza y por componer más obras. Luego de un tiempo, de componer para ganar dinero y de viajar por encargos de obras, recibe la noticia de la muerte de su padre consumido por el alcohol.
Beethoven era un hombre de carácter fuerte, arrebatado y porfiado, capaz de violentarse con alguien si osaba interrumpirlo en su trance creativo. Por esta misma razón, además de su suprema inteligencia, fue siempre un hombre que no respetó nunca a la aristocracia y que no hacía el más mínimo intento por saludar a los reyes o arrodillarse ante ellos, les decía: “A ustedes nadie los recordará, en cambio yo seré recordado por siempre”. En aquellos tiempos eran los reyes los que encargaban obras a los músicos para ser tocadas en sus fiestas, a cambio por supuesto del pago tan necesario para sobrevivir que permitió a Beethoven seguir adelante con su vida. Fue en esos palacios en donde Beethoven también se enamoró y entregó sus sentimientos a más de una mujer, sentimientos que para Beethoven nunca fueron correspondidos, lo que lo hizo un "maldito" en el amor pues siempre buscó a mujeres demasiado hermosas o de la aristocracia. Incluso una de ellas, Magdalene, a la cual Beethoven le pidió matrimonio dijo: “De ninguna manera casarme con él, es demasiado feo y está loco”. El Maestro nunca alcanzaría a materializar sus sueños más preciados con alguna mujer, quizás la musa sólo existe ahí donde la Música se expande, en los recónditos parajes de lo onírico y lo místico.
Pero Beethoven había guardado un secreto inquietante ya en pleno éxito de sus obras, algo que había empezado como un dolor de oídos y que luego pasó a ser un zumbido. Ante el terror de la sordera, Beethoven se encierra en sí mismo con el temor que la gente se diera cuenta de que se estaba quedando sin escuchar, con los nervios destrozados su situación era la de una angustia permanente y aún así continua componiendo y presentando obras como si nada pasara.
También nuevos amores rotos seguían martirizándolo, como el de la joven Giulietta Guicciardi, a la cual regaló una de las composiciones de más alta belleza en la historia de la Música, la Sonata Claro de Luna... (continuará)